ARTICULO Nº 2
"JESUS, LA ESPERANZA DE BOLIVIA"

El Concilio Vaticano II dice: "Se puede pensar con toda razón que el porvenir de la humanidad está en manos de quienes sepan dar a las generaciones venideras razones para vivir" (G.S. 31). La Iglesia de Jesucristo en Bolivia quiere dar a las generaciones actuales y venideras razones para vivir y esperar. Queremos decir a cada joven y a todos: "Jesucristo es nuestra Esperanza". El es la Esperanza de Bolivia.

Las esperanzas humanas son múltiples y diversas, frustradas u frustrantes sin Jesús. Los colegios fiscales con grandes problemas y las universidades corren peligro semejante. Las fábricas se cierran y los empleádos reciben sueldos de miseria. Los campesinos se empobrecen con los precios injustos y las amas de casa no pueden pogar más en los mercados. Los novios por casarse miran el futuro con temor al ver tantos divorcios etc., y cada familia siente división y tensión en su propio seno.

Recordemos las palabras de Jesús, el "Buen Pastor: ""Yo he venido pora dár vida y vida abundante" (Jn. 10: 10). Yo soy la puerta para las ovejas. El que entra por mial corral está protegido, circula libremente y encuentra alimento" (Jn. 10:9). Cuántos hoy en dia en Santo Cruz necesitan sentirse seguros contro los secuestros, osoltos y robos. Cuántos no encuentron fuentes dignos de trobajo poro dor el pon cotidiano a sus hijos. Escuchemos al Buen Pastor que dice a sus ovejas: "Yo soy el Buen Pastor que da su vida por sus ovejas" (Jn. 10:11). "'Yo llamo a cada una por su nombre y ellos escuchon mi voz" (Jn. 10:4). Jesús también nos tiende su mano de misericordia acá en Santo Cruz y nos dice: "Tengo otros ovejos que no son de éste corrol . A ellas también los llamaré y oirán mi voz u habrá un solo rebaño y un sólo Pastor" (Jn. 10:16) Así es que Jesús es la Esperanza de Santa Cruz.

Cuántas veces en los últimos años de nuestra vida, hemos comportido con familias bolivianas muy sufridas, a quienes hemos hecho porticipor del Solmo 23 que da muchà fortaleza y esperanza.

"El Señor es mi Pastor, nada me falta,
en verdes postos me hace reposar.
Hacia aguas frescas me conduce,
y conforta mi alma;
por el camino del bueno me dirige,
por amor de su nombre.
Aunque pase por quebradas muy oscuras,
no temo ningún mal, porque tú estás conmigo,
tu bastón y tu vara me protegen.
Me sirves a la mesa,
frente a mis adversarios,
con aceites perfumas mi cabeza,
y rellenas mi copa.
Me acompaña tu bondad y tu favor,
mientras dura mi vida,
mi mansión será la casa del Señor,
por largo, largo tiempo".